domingo, 28 de noviembre de 2021

Bendición de la Corona de Adviento Misionera en la Parroquia o Escuela

 

Significado de la corona del Adviento 
El uso de la Corona de Adviento es una práctica tradicional que encontró su lugar tanto en la Iglesia,  como en el hogar. 
La Corona de Adviento se elabora con ramas perennes que se arman formando un círculo,
se colocan cuatro velas en la corona, (muchos lo hacen en forma de cruz).

Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento.
Generalmente, tres velas son moradas y una es rosada.
Algunos prefieren usar velas blancas que simbolizan la pureza del que viene.

Las velas púrpuras, en particular, simbolizan:
la oraciónla penitencia, los sacrificios preparatorios y las buenas acciones realizados en este momento.
La vela rosada se enciende el tercer domingo, cuando el sacerdote también usa vestimentas de ese color durante la Santa misa. 
A este tercer Domingo se le conoce como el domingo de Gaudete o el domingo de la alegría,
porque los fieles han llegado al punto medio de Adviento,
cuando la preparación ya ha pasado la mitad y están más cerca de la Navidad. 

En el caso de la Corona Misionera de Adviento, Se colocan cinco velas:
La primera vela color VERDE, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de África.
La segunda vela color ROJO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de América.
La tercera vela color BLANCO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Europa.
La cuarta vela color AZUL, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Oceanía.
La quinta vela color AMARILLO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Asia.

El encendido progresivo de las velas nos recuerda que la luz de la fe ilumina nuestra espera
y aviva la expectativa  que rodea la primera venida de nuestro Señor al mundo,
así como la anticipación y espera de su segunda venida para juzgar a los vivos ya los muertos. 
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Bendición de la corona del Adviento.
La bendición de la corona de Adviento se hace el primer domingo de Adviento 
o el sábado por la  tarde antes del primer domingo de Adviento.
Ésta tiene lugar en algunas parroquias o colegios
donde las familias llevan sus coronas para que sean bendecidas por el sacerdote o el diácono. 


Todos hacen la señal de la cruz mientras el Celebrante dice:

C: Nuestra auxilio está en el nombre del Señor.
T:  ¡Que hizo el cielo y la tierra!

Entonces se lee: (Is 63, 16-17 y 19) o (Is 64, 2-7). 

Is 63, 16-17. 19
Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor;
ése es tu nombre desde siempre.
¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos
y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte?
Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad.
Ojalá rasgaras los cielos y bajaras,
estremeciendo las montañas con tu presencia.

Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia.
Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti,
hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él.
Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia
y no pierde de vista tus mandamientos.


Al final de la lectura, el líder dice:
C: Palabra del Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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La siguiente es una fórmula de bendición comunitaria para los sacerdotes.

C: Al comenzar este nuevo Año Litúrgico,
vamos a bendecir, como comunidad cristiana, esta Corona
con que inauguramos también el tiempo de Adviento.
Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la Luz de Mundo.
Su color verde significa la vida, nuestra vida de la gracia,
y la esperanza de ser mejores y unirnos más como comunidad.

T: Por eso, al ir encendiendo, domingo tras domingo, los cirios de la corona,
debemos significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de navidad:
Jesucristo, nuestro Señor, que viene para salvarnos.

C: Démosle gracias a Dios por esta Corona, pero especialmente
porque nos permite estar reunidos, como comunidad, para darle gracias y bendecirlo.

T: Te damos gracias, Señor, porque siempre estás con nosotros en el camino de la vida
y porque nos ayudas a bendecirte y a tenerte presente cada día.
Te damos gracias por nuestra convivencia comunitaria
y por esta corona de adviento que hoy queremos bendecir,
o sea, que queremos ponerla en tu nombre
para que sea el centro de nuestra oración y reflexión comunitaria.

C: Escucha, pues, padre bueno, nuestras súplicas:
bendice (
+) esta corona de adviento,
y al bendecirla, bendícenos también a nosotros como comunidad,
danos tu paz, tu amor y tu unidad. Ayúdanos a vencer las tentaciones.
No nos dejes caer en el pecado que nos aparta de ti.
Antes bien, ayúdanos a preparar la venida de tu hijo Jesucristo, luz del mundo,
para que ilumine toda nuestra vida y nos guíe por el camino de la verdad y del bien,
Él que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.

T:
¡Amén!

(Se rocía la corona con agua bendita... y se enciende la primera vela...).

L: Si encendemos una vela es porque queremos alumbrar,
porque queremos tener una señal que pueda ver el que viene hacia nosotros.
Es un signo externo de nuestra disposición interior de esperanza.

T: Por eso, en este tiempo de Adviento, seguiremos con atención y con buena disposición,
las enseñanzas de la palabra de dios en las lecturas dominicales;
y nos prepararemos, de todo corazón, para la venida del Señor a nuestra comunidad parroquial,
a nuestra familia y a nuestra vida personal.

L: Su venida histórica, que recordamos cuando el Hijo de Dios nace como Hijo de María,
como Hombre para habitar entre los hombres; su venida litúrgica en cada Eucaristía,
en su Palabra y en la Comunión; y su venida escatológica,
que esperamos con viva fe, al final de los tiempos.

T: por eso, encender una vela tiene sentido en la medida en que,
personal, familiar y comunitariamente, nos dispongamos a recibir al hijo de Dios,
a nuestro señor Jesucristo, que viene a nosotros para salvarnos.

C: Cristo, en su Evangelio, nos invita a
"Velar y a estar preparados, porque no sabemos cuándo llegará el momento".

T: por eso, nos comprometemos a prepararnos, en familia,
a través del perdón, de la comprensión y del amor entre esposo y esposa;
entre padres e hijos; entre hermanos y hermanas; y entre amigos y compañeros.

Nos comprometemos, también, a manifestar nuestro cariño y buena voluntad
para con los amigos y vecinos, sobre todo, estando dispuestos a prestar ayuda
si alguien necesita de nosotros, de nuestro tiempo, de nuestro servicio y de nuestras cosas.

Y le pedimos a dios, nuestro señor, su gracia y su fuerza
para cumplir fielmente estos propósitos. Por Jesucristo, nuestro señor. ¡Amén!
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BENDICIÓN SOLEMNE DE ADVIENTO
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C: Que Dios, omnipotente y misericordioso.

T: Nos santifique con la celebración de este Adviento y nos llene de sus bendiciones,
ya que creemos que Cristo vino al mundo y esperamos su retorno glorioso. ¡Amén!

C: Que Dios, fuente de vida y alegría.

T: Nos conceda permanecer firmes en la fe,
alegres en la esperanza y eficaces en la caridad. ¡Amén!

C: Que Dios, origen de toda bondad.

T: Nos enriquezca con los premios eternos
cuando venga de nuevo en la majestad de su gloria. ¡Amén!

C: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo (+) y Espíritu Santo,
descienda sobre todos ustedes.

T: ¡Amén!

*** Esta misma bendición se puede usar en los Domingos II, III y IV de Adviento.
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Bendición en Familia de la corona de Adviento Misionera

 


Significado de la corona del Adviento 
El uso de la Corona de Adviento es una práctica tradicional que encontró su lugar tanto en la Iglesia,  como en el hogar. 
La Corona de Adviento se elabora con ramas perennes que se arman formando un círculo,
se colocan cuatro velas en la corona, (muchos lo hacen en forma de cruz).

Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento.
Generalmente, tres velas son moradas y una es rosada.
Algunos prefieren usar velas blancas que simbolizan la pureza del que viene.

Las velas púrpuras, en particular, simbolizan:
la oraciónla penitencia, los sacrificios preparatorios y las buenas acciones realizados en este momento.
La vela rosada se enciende el tercer domingo, cuando el sacerdote también usa vestimentas de ese color durante la Santa misa. 
A este tercer Domingo se le conoce como el domingo de Gaudete o el domingo de la alegría,
porque los fieles han llegado al punto medio de Adviento,
cuando la preparación ya ha pasado la mitad y están más cerca de la Navidad. 

En el caso de la Corona Misionera de Adviento, Se colocan cinco velas:
La primera vela color VERDE, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de África.
La segunda vela color ROJO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de América.
La tercera vela color BLANCO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Europa.
La cuarta vela color AZUL, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Oceanía.
La quinta vela color AMARILLO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Asia.

El encendido progresivo de las velas nos recuerda que la luz de la fe ilumina nuestra espera
y aviva la expectativa  que rodea la primera venida de nuestro Señor al mundo,
así como la anticipación y espera de su segunda venida para juzgar a los vivos ya los muertos. 
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Bendición de la corona del Adviento.
La bendición de la corona de Adviento se hace el primer domingo de Adviento o el sábado por la  tarde antes del primer domingo de Adviento.
Ésta tiene lugar en algunas parroquias o colegios donde las familias llevan sus coronas para que sean bendecidas por el sacerdote o el diácono. 

Si no se pudo asistir a esos eventos y la bendición de la corona de Adviento se hace en el hogar,
lo apropiado es que sea bendecida por el Papá, la Mamá u otro miembro de la familia. 


Todos hacen la señal de la cruz mientras el líder dice:

C: Nuestra auxilio está en el nombre del Señor.
T:  ¡Que hizo el cielo y la tierra!
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Entonces se lee: (Isaías 11, 1-10) o (Is 9, 1-2 y 5-6) o (Is 63, 16-17 y 19) o (Is 64, 2-7). 

Is 11, 1-10
En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.

Al final de la lectura, el líder dice:
C: Palabra del Señor.
T.  Demos gracias a Dios.
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Lectura OPCIONAL


Is 63, 16-17. 19
Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor;
ése es tu nombre desde siempre.
¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos
y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte?
Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad.
Ojalá rasgaras los cielos y bajaras,
estremeciendo las montañas con tu presencia.

Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia.
Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti,
hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él.
Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia
y no pierde de vista tus mandamientos.


Al final de la lectura, el líder dice:
C: Palabra del Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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ORACIÓN DE BENDICIÓN DE LA CORONA
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Con las manos juntas, el líder dice:


C: Señor nuestro Dios,
Te alabamos por tu Hijo, Jesucristo:
Él es Emmanuel, la esperanza de los pueblos,
Él es la sabiduría que nos enseña y nos guía,
Él es el Salvador de cada nación.

Señor Dios,
que tu bendición descienda sobre nosotros
ahora que encendemos las velas de esta corona.

Que la corona y su luz

Sean signos de que la promesa de Cristo 
de traernos la salvación es real.

Que llegue pronto y no demore.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
T. ¡Amén!
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Bendición opcional
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C: Señor Dios
    bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento
    para que, al encenderla,
    despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo
    practicando las buenas obras, y para que así,
    cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos.
    Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
T:  ¡Amén!
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La bendición puede concluir con un verso de "Oh Ven, Ven, Emmanuel":

¡Oh, ven, deseo de las naciones!
une los corazones de la humanidad;
Haz que la tristeza cese
Y sé tú nuestro príncipe de la paz.
¡Alégrate! ¡goza! Emmanuel
Vendrán a ti, oh Israel.

Traducido y adaptado de: Catholic Household Blessings & Prayers

Oraciones para encender las velas de la corona Misionera de Adviento, semana a semana - Is 11, 1-10

Significado de la corona del Adviento 
El uso de la Corona de Adviento es una práctica tradicional que encontró su lugar tanto en la Iglesia,  como en el hogar. 
La Corona de Adviento se elabora con ramas perennes que se arman formando un círculo,
se colocan cuatro velas en la corona, (muchos lo hacen en forma de cruz).
Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento.
Generalmente, tres velas son moradas y una es rosada.
Algunos prefieren usar velas blancas que simbolizan la pureza del que viene.

Las velas púrpuras, en particular, simbolizan:
la oración, la penitencia, los sacrificios preparatorios y las buenas acciones realizados en este momento.
La vela rosada se enciende el tercer domingo, cuando el sacerdote también usa vestimentas de ese color durante la Santa misa.
A este tercer Domingo se le conoce como el domingo de Gaudete o el domingo de la alegría,
porque los fieles han llegado al punto medio de Adviento,
cuando la preparación ya ha pasado la mitad y están más cerca de la Navidad. 


En el caso de la Corona Misionera de Adviento, Se colocan cinco velas:
La primera vela color VERDE, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de África.
La segunda vela color ROJO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de América.
La tercera vela color BLANCO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Europa.
La cuarta vela color AZUL, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Oceanía.
La quinta vela color AMARILLO, representa nuestras oraciones por los cristianos y todos los pobladores de Asia.

El encendido progresivo de las velas nos recuerda que la luz de la fe ilumina nuestra espera
y aviva la expectativa  que rodea la primera venida de nuestro Señor al mundo,
así como la anticipación y espera de su segunda venida para juzgar a los vivos ya los muertos. 
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Bendición de la corona del Adviento.
La bendición de la corona de Adviento se hace el primer domingo de Adviento
o el sábado por la  tarde antes del primer domingo de Adviento.

Si la bendición de la corona de Adviento se hace en el hogar,
lo apropiado es que sea bendecida por el Papá, la Mamá u otro miembro de la familia. 


Todos hacen la señal de la cruz mientras el líder dice:

C: Nuestra auxilio está en el nombre del Señor.
R/. ¡Que hizo el cielo y la tierra!

Entonces se lee: (Isaías 11, 1-10) o (Is 9, 1-2 y 5-6) o (Is 63, 16-17 y 19) o (Is 64, 2-7). 

Is 11, 1-10
En aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
un vástago florecerá de su raíz.
Sobre él se posará el espíritu del Señor,
espíritu de sabiduría e inteligencia,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de piedad y temor de Dios.

No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas;
defenderá con justicia al desamparado
y con equidad dará sentencia al pobre;
herirá al violento con el látigo de su boca,
con el soplo de sus labios matará al impío.
Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura.

Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito,
el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará.
La vaca pastará con la osa y sus crías vivirán juntas.
El león comerá paja con el buey.

El niño jugará sobre el agujero de la víbora;
la creatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente.
No harán daño ni estrago por todo mi monte santo,
porque así como las aguas colman el mar,
así está lleno el país de la ciencia del Señor.

Aquel día la raíz de Jesé se alzará como bandera de los pueblos,
la buscarán todas las naciones y será gloriosa su morada.

Al final de la lectura, el líder dice:
C: Palabra del Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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Lectura OPCIONAL


Is 63, 16-17. 19
Tú, Señor, eres nuestro padre y nuestro redentor;
ése es tu nombre desde siempre.
¿Por qué, Señor, nos has permitido alejarnos de tus mandamientos
y dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte?
Vuélvete, por amor a tus siervos, a las tribus que son tu heredad.
Ojalá rasgaras los cielos y bajaras,
estremeciendo las montañas con tu presencia.

Descendiste y los montes se estremecieron con tu presencia.
Jamás se oyó decir, ni nadie vio jamás que otro Dios, fuera de ti,
hiciera tales cosas en favor de los que esperan en él.
Tú sales al encuentro del que practica alegremente la justicia
y no pierde de vista tus mandamientos.


Al final de la lectura, el líder dice:
C: Palabra del Señor.
R/. Demos gracias a Dios.
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Con las manos juntas, el líder dice:

C: Señor nuestro Dios,
Te alabamos por tu Hijo, Jesucristo:
Él es Emmanuel, la esperanza de los pueblos,
Él es la sabiduría que nos enseña y nos guía,
Él es el Salvador de cada nación.

Señor Dios,
que tu bendición descienda sobre nosotros
ahora que encendemos las velas de esta corona.

Que la corona y su luz

Sean signos de que la promesa de Cristo 
de traernos la salvación es real.

Que llegue pronto y no demore.

Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
R/. Amén.
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La bendición puede concluir con un verso de "Oh Ven, Ven, Emmanuel":

¡Oh, ven, deseo de las naciones!
une los corazones de la humanidad;
Haz que la tristeza cese
Y sé tú nuestro príncipe de la paz.
¡Alégrate! ¡goza! Emmanuel
Vendrán a ti, oh Israel.

Traducido y adaptado de: Catholic Household Blessings & Prayers

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Rito Breve para encender las velas de adviento en familia
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Primer Domingo: Llamada a la Vigilancia.

ENTRADA. 
- Se entona algún canto.

     Saludo.

G: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de Contrición.

G: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
T: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. 

G: Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33: 

El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán.
En cuanto al día y la hora, no los conoce nadie,
ni los ángeles en el cielo, ni el hijo; sólo los conoce el Padre.

  ¡Estén atentos y despiertos, porque no conocen el día ni la hora!
  Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!

G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor. 

(Breve pausa para meditar)

Reflexión.
G: Vigilar significa estar atentos, salir al encuentro del Señor,
que quiere entrar, este año más que el pasado,
en nuestra existencia, para darle sentido total y salvarnos.


ENCENDIDO DE LA VELA. 

Oración.
G: Encendemos, Señor, esta luz,
como aquel que enciende su lámpara
para salir, en la noche, al encuentro del amigo que ya viene.
En esta primera semana de Adviento
queremos levantarnos para esperarte preparados, para recibirte con alegría.
Muchas sombras nos envuelven. Muchos halagos nos adormecen.


Queremos estar despiertos y vigilantes, porque tú traes la luz más clara, 
la paz más profunda y la alegría más verdadera. 

¡Ven, Señor Jesús! ¡Ven, Señor Jesús!

PADRE NUESTRO
G: Unidos en una sola voz digamos:
T: Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
          Venga a nosotros tu Reino,
          Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra.
     Danos hoy, nuestro pan de cada día,
          perdónanos nuestras ofensas
         como también nosotros perdonamos a quien nos ofende.
         No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. ¡Amén!

CONCLUSION
G: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
T: Y seremos salvos. Amén!

ORACIÓN FINAL
G: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que,
por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos por su pasión y su cruz
a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

T: ¡Amén!

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Segundo Domingo – La Espera Activa

ENTRADA. 
- Se entona algún canto.

     Saludo.

G: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de Contrición.
G: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
T: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. 

G: Lectura de la II carta de San Pedro 3,13-14:: 
“Nosotros esperamos según la promesa de Dios
cielos nuevos y tierra nueva, un mundo en que reinará la justicia.
Por eso, queridos hermanos, durante esta espera,
esfuércense para que Dios los halle sin mancha ni culpa, viviendo en paz".
 

G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor.

(Breve pausa para meditar)

Reflexión.
G: ¿Qué va a cambiar en mí, en nosotros en este Adviento?
¿ Se notará que creemos de veras en Cristo?


ENCENDIDO DE LA VELA.

 Oración.
G: Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas.

El viejo tronco está rebrotando se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra carne...

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas
y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

PADRE NUESTRO
G: Unidos en una sola voz digamos:
T: Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
          Venga a nosotros tu Reino,
          Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra.
     Danos hoy, nuestro pan de cada día,
          perdónanos nuestras ofensas
         como también nosotros perdonamos a quien nos ofende.
         No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. ¡Amén!

CONCLUSION
G: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
T: Y seremos salvos. Amén!

ORACIÓN FINAL
G: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que,
por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos por su pasión y su cruz
a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

T: ¡Amén!

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Tercer Domingo – Seamos Luz

ENTRADA. 
- Se entona algún canto.

     Saludo.

G: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto de Contrición.
G: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
T: Yo confieso ante Dios todopoderoso...

LITURGIA DE LA PALABRA. 

G: Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: 
”Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección.
Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu,
su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”.
 
G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor.

(Breve pausa para meditar)

Reflexión.
G: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad
Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros.
¿Habrá más luz, más amor,
más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?


ENCENDIDO DE LA VELA.

Oración.
G: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz.
Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar!
¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca!
Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda.
¡Ya llega el mensajero!
Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas
cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles,
llama para que calientes.

¡Ven, ¡Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz,
caliéntanos en tu amor!


PADRE NUESTRO
G: Unidos en una sola voz digamos:
T: Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.
          Venga a nosotros tu Reino,
          Hágase tu voluntad en el cielo como en la tierra.
     Danos hoy, nuestro pan de cada día,
          perdónanos nuestras ofensas
         como también nosotros perdonamos a quien nos ofende.
         No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. ¡Amén!

CONCLUSION
G: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
T: Y seremos salvos. Amén!

ORACIÓN FINAL
G: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que,
por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos por su pasión y su cruz
a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

T: ¡Amén!
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Cuarto Domingo: Humildad y Gloria = El Nacimiento de Jesús.

ENTRADA. 
- Se entona algún canto.

     Saludo.

G:
 En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

G: Nuestro auxilio está en el nombre del Señor.
T: Que hizo el cielo y la tierra.

LITURGIA DE LA PALABRA. 


Primera Lectura
G: Lectura de la Primera carta a los Romanos 13, 13-14:
"Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad.
Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria ni desenfreno,
nada de riñas ni pendencias. Vístanse del Señor Jesucristo".

G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor.

Segunda Lectura

G: Lectura de la segunda carta a los Tesalonicenses: 1, 6-7
"Es justo a los ojos de Dios pagar con alivio a ustedes, los afligidos,
y a nosotros, cuando el Señor Jesús se revele, viniendo del cielo
acompañado de sus poderosos ángeles, entre las aclamaciones
de su pueblo santo y la admiración de todos los creyentes." –

G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor.

G: Ven, Señor, y no tardes.
T: Perdona los pecados de tu pueblo.


SE ENCIENDEN LAS CUATRO VELAS

G: Bendigamos al Señor.
       Todos hacen la señal de la cruz mientras dicen: 
T: Demos gracias a Dios.


G: Lectura del Evangelio según San Lucas: 2: 6-7
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí,
se le cumplieron los días del alumbramiento,
y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales
y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. 

G: Palabra de Dios.
T: Te alabamos Señor.
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MEDITACION
La Virgen y San José, con su fe, esperanza y caridad
salen victoriosos en la prueba. No hay rechazo, ni frío, ni oscuridad
ni incomodidad que les pueda separar del amor de Cristo que nace.

Ellos son los benditos de Dios que le reciben.
Dios no encuentra lugar mejor que aquel pesebre,
porque allí estaba el amor inmaculado que lo recibe.

Nos unimos a La Virgen y San José
con un sincero deseo de renunciar a todo
lo que impide que Jesús nazca en nuestro corazón.
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Tiempo de silencio
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Intercesiones:
G: Aguardando la venida del Señor,
     oremos confiadamente a Dios, nuestro Padre.

 
Intenciones 

1. Por la Iglesia, para que, cuando llegue el dueño de la casa,
     no la encuentre adormecida, sino velando
     y cumpliendo la tarea encomendada. Roguemos al Señor. 

2. Por los gobernantes, para que no cierren sus oídos a las legítimas
     y siempre crecientes aspiraciones de sus pueblos. Roguemos al Señor.
 

3. Por los que viven sin sentido, para que descubran en su vida
     a Dios que viene a nosotros. Roguemos al Señor.
 

4. Por nosotros, aquí reunidos,
     para que, adhiriéndonos a él, como nos dice el profeta,
     nuestra esperanza no decaiga. Roguemos al Señor.

 5. Por nuestras necesidades y nuestras intenciones
     para que el Dios de la Vida que viene, nos obtenga los favores
     que necesitamos para mejorar. Roguemos al Señor.

 Oración:
G: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
     Por Jesucristo, nuestro Señor.
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Padre Nuestro / Ave María.
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ORACIÓN FINAL
G: Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que,
por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos por su pasión y su cruz
a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

T: ¡Amén!
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Celebración de la Corona de Adviento analizando la presencia de Jesucristo y sus enseñanzas en la vida familiar
Consulta también el artículo de la Corona de Adviento de P. Alberto Ramírez Mozqueda

jueves, 11 de noviembre de 2021

Oficio Divino Latinoamericano - San Columbano - Monje y Abad - I Vísperas

 

San Columbano - Abad, memoria libre- Común de santos pastores. Salterio I 

Nació en Irlanda, en la primera mitad del siglo VI, y se instruyó en las ciencias sagradas y profanas.
Habiendo abrazado la vida monástica, se trasladó a Francia 
y fundó varios monasterios, que gobernó con una rígida disciplina.
Obligado a exiliarse, marchó a Italia, donde fundó el monasterio de Bobbio.
Murió el año 615, después de haber llevado una vida ejemplar como cristiano y como religioso.

I VÍSPERAS - (Oración de la tarde)

† INVOCACIÓN INICIAL

V. † ¡Dios mío, ven en mi auxilio!
R. Señor, date prisa en socorrerme.
V. † Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.          
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén! ¡Aleluya!

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Himno: Cantemos al Señor con Alegría

Cantemos al Señor con alegría,
     unidos a la voz del Pastor santo;
     demos gracias a Dios, que es luz y guía,
     solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
     en la voz del pastor que él ha elegido,
     es su amor infinito el que nos ama
     en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
     hambrientos de verdad y luz divina,
     sigamos al pastor que es providencia
     de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
     manda siempre a tu mies trabajadores;
     cada aurora, a la puerta del aprisco,
     nos aguarde el amor de tus pastores. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant 1. 
Les daré pastores conforme a mi corazón,
            que los apacienten con ciencia y doctrina. (T. P. Aleluya.)

Salmo 112: Alabado Sea El Nombre del Señor
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alaben, siervos del Señor,

     alaben el nombre del Señor.
     Bendito sea el nombre del Señor,
     ahora y por siempre:
     de la salida del sol hasta su ocaso,
     alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
     su gloria sobre los cielos.
     ¿Quién como el Señor Dios nuestro,
     que se eleva en su trono
     y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
     alza de la basura al pobre,
     para sentarlo con los príncipes,
     los príncipes de su pueblo;
     a la estéril le da un puesto en la casa,
     como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Les daré pastores conforme a mi corazón,
         que los apacienten con ciencia y doctrina. 
(T. P. Aleluya.)

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Ant 2. Yo mismo apacentaré mis ovejas;
             buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. 
(T. P. Aleluya.)


Salmo 145: Felicidad a los que Esperan en Dios.
Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

Alaba, alma mía, al Señor:
     alabaré al Señor mientras viva,
     tañeré para mi Dios mientras exista.

No confíes en los príncipes,
     seres de polvo que no pueden salvar;
     exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
     ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
     el que espera en el Señor, su Dios,
     que hizo el cielo y la tierra,
     el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
     que hace justicia a los oprimidos,
     que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
     el Señor abre los ojos al ciego,
     el Señor endereza a los que ya se doblan,
     el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos;
     sustenta al huérfano y a la viuda
     y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
     tu Dios, Sión, de edad en edad.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Yo mismo apacentaré mis ovejas;
         buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. 
(T. P. Aleluya.)

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Si se ha rezado este salmo en el invitatorio, se reemplaza por el Salmo 94 que se transcribe a continuación de éste.

Ant 3. El buen pastor da su vida por las ovejas. (T. P. Aleluya.)

Cántico: Plan Divino de la Salvación - (Ef 1, 3-10)
Bienaventurados los que esperan por Dios, el Creador del Universo. (San Columbano)

Bendito sea Dios,
     Padre de nuestro Señor Jesucristo,
     que nos ha bendecido en la persona de Cristo
     con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
     antes de crear el mundo,
     para que fuésemos consagrados
     e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
     por pura iniciativa suya,
     a ser sus hijos,
     para que la gloria de su gracia,
     que tan generosamente nos ha concedido
     en su querido Hijo,
     redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
     hemos recibido la redención,
     el perdón de los pecados.
     El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
     ha sido un derroche para con nosotros,
     dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
     que había proyectado realizar por Cristo
     cuando llegase el momento culminante:
     hacer que todas las cosas
     tuviesen a Cristo por cabeza,
     las del cielo y las de la tierra.


Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El buen pastor da su vida por las ovejas. (T. P. Aleluya.)
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LECTURA BREVE: 1Pe 5, 1-4

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos,
testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse,
Les exhorto: Sean pastores del rebaño de Dios a su cargo,
gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere,
no por sórdida ganancia, sino con generosidad,
no como dominadores sobre la heredad de Dios,
sino convirtiéndose en modelos del rebaño.
Y, cuando aparezca el supremo Pastor,
recibirán la corona de gloria que no se marchita.


RESPONSORIO BREVE (Fuera del tiempo pascual)

V. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.
V. Santos y humildes de corazón, alaben a Dios.
R. Bendigan al Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.

RESPONSORIO BREVE (Tiempo pascual)

V. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!
V. Santos y humildes de corazón, alaben a Dios.
R. ¡Aleluya, aleluya!
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!
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CÁNTICO EVANGÉLICO

Para un santo Papa u obispo:

Ant. Sacerdote del Altísimo, modelo de virtudes,
         pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. (T. P. Aleluya.)

Para un santo presbítero:

Ant. Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos. (T. P. Aleluya.)

Cántico de María Lc 1, 46-55. Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
     se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
     porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
     porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
     su nombre es santo,
     y su misericordia llega a sus fieles
     de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
     dispersa a los soberbios de corazón,
     derriba del trono a los poderosos
     y enaltece a los humildes,
     a los hambrientos los colma de bienes
     y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
     acordándose de su misericordia
     - como lo había prometido a nuestros padres -
     en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
     Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Para un santo Papa u obispo:

Ant. Sacerdote del Altísimo, modelo de virtudes,
         pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. (T. P. Aleluya.)

Para un santo presbítero:

Ant. Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos. (T. P. Aleluya.)
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PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres
en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

R./ Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés
oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia
  por la intercesión de los santos.


Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores
y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre
   viva alejado de ti.


Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas
para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has unido de modo admirable
en el abad san Columbano la tarea de la evangelización
y el amor a la vida monástica,
concédenos, por su intercesión y su ejemplo,
que te busquemos a ti sobre todas las cosas
y trabajemos por la propagación de tu reino.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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ORACIÓN:
Para un santo misionero:

Dios y Señor nuestro, que con tu amor hacia los hombres
quisiste que San Columbano anunciara a los pueblos
la riqueza insondable que es Cristo, concédenos, por su intercesión,
crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y vivir siempre
según las enseñanzas del Evangelio, fructificando con toda clase
de buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo. tu Hijo. ¡Amén!

Para un santo pastor:
Señor, luz de los fieles y pastor de las almas,
tú que elegiste a San Columbano, obispo,
para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra
y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión,
nos concedas perseverar en la fe que él nos enseñó con su palabra y seguir
el camino que nos mostró con su ejemplo.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
 ¡Amén!

O bien:
Señor, tú que diste a san Columbano
la abundancia del espíritu de verdad y de amor
para que fuera un buen pastor de tu pueblo,
concede a cuantos celebramos hoy su fiesta adelantar en la virtud,
imitando sus ejemplos, y sentirnos protegidos con su valiosa intercesión.
 Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
 ¡Amén!
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CONCLUSIÓN 
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

(Fórmula breve)
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:

V/. El Señor esté con ustedes.
R/. ¡Y con tu espíritu!

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,
       Padre, Hijo
 †
 y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R/. ¡Amén!

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Pueden ir en paz.
R/. ¡Demos gracias a Dios!
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