jueves, 11 de noviembre de 2021

Novena a San Columbano - Segundo Día

 


SEGUNDO DÍA

 


Introducción

 V.  Por la señal, de la Santa Cruz,
      de nuestros enemigos,
      líbranos Señor Nuestro.

V.  En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R. ¡Amén!


Acto de Contrición

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío.
Por ser Tú quien eres, bondad infinita, y porque te amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido.
También me pesa porque puedes castigarme con las penas del infierno.
Te ofrezco mis sufrimientos como expiación de mis pecados,
propongo confesarme y cumplir la penitencia que me sea impuesta.
Ayudado de tu gracia propongo firmemente
no pecar más y evitar las ocasiones próximas de pecado. ¡Amén!
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 Oración preparatoria - Vivir para Cristo

Quiero vivir para Cristo
quien, al morir, restauró mi vida.
Quiero morir a mí mismo
y vivir sólo para Cristo.

No quiero ser orgulloso, arrogante o indisciplinado,
sino humilde, bondadoso y cortés,
para que Cristo reine en mi corazón.

Quiero ser de Cristo y no de mí mismo,
Porque no me pertenezco a mí mismo.

Fui comprados a un precio muy grande,
porque El Señor se entregó como esclavo
Rey por siervo, y Dios por la humanidad.
Por eso, le pertenezco a Él.

Quiero luchar por superar mis faltas,
para ser coronado en el cielo.
Desdeñar las cosas transitorias
y buscar las eternas; la vida sin fin.

Así intercambiaré miseria por bendición
aflicción por gozo, tierra por cielo.

Que Cristo, nuestro Señor, me conceda esto,
Él, que con el Padre y el Espíritu Santo
es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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ORACION DIARIA

Oh Bendito San Columbano, Por tu fervor y deseo
de difundir la Buena Nueva del Reino de Dios
para la salvación de todo el pueblo de Dios,
te entregaste a una vida de dificultades y peregrinajes.

Te pedimos humildemente que ayudes y protejas
a los misioneros de nuestro tiempo
que han entregado sus vidas
a la predicación del Evangelio al mundo entero.

Intercede por ellos para que se les conceda
la gracia que te ayudó a superar todas las dificultades
que se cruzaron en tu caminar misionero.

Que esa gracia también le ayude
a seguir adelante frente a la adversidad;
que descubran la fuerza de la fe y el fuego del amor
que te ayudó a sufrir con gozo
todos los dolores de la vida por tu amor a Cristo.

 Acompáñanos y ayúdanos, oh querido San Columbano,
a vivir para la gloria de Dios,
de modo que, cuando termine nuestro viaje,
podamos compartir contigo la plenitud de la vida en el cielo
por Cristo nuestro Señor. ¡Amén!
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 VIDA DE SAN COLUMBANO

El monasterio de Bangor situado en la provincia de Leinster, en el sudeste de Irlanda,
fue una de las grandes instituciones monásticas de la edad media.
Durante siglos fue el hogar de miles de monjes, la escuela de eruditos,
Fue también el seminario de sacerdotes misioneros y santos.
Aquí entró Columbano. Él y sus compañeros monjes, motivados por el amor de Dios,
se sometieron a la disciplina de la dura regla de Bangor para la vida monástica.
Mediante oración, ayuno, trabajo y estudio continuos, fueron moldeados a la imagen de Cristo.

Después de unos años en el monasterio, Columbano fue ordenado sacerdote,
mientras que la mayoría de sus compañeros seguían como hermanos laicos.
Poco más tarde, Columbano fue puesto a cargo de la Escuela Monástica de Bangor.
Después de algún tiempo, Columbano pidió permiso a su superior, el abad Comgall,
para ir al extranjero como misionero. Comgall no aceptó esta solicitud
y Columbano se mantuvo fiel a su trabajo en la Escuela.
Sin embargo, a pesar de su negativa Comgall,
Columbano continuó tratando de convencer a Comgall
de que su llamado a ser misionero venía de Dios.

Finalmente, Comgall aceptó y dio su consentimiento a que Columbano
y doce de sus compañeros de la comunidad fueran al extranjero como misioneros a Europa.
Muy poco después de que 
se le concedió el permiso,
Columbano y sus compañeros comenzaron su gran aventura.

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REFLEXIÓN SOBRE LOS DICHOS DE COLUMBANO
La Misericordia de Dios

La misericordia de Dios es más grande que nuestra vida,
no importa cuán buena sea esa vida que llevamos.
Nadie merece la misericordia de Dios,
excepto aquellos que se consideran indignos ante Él.

Dejada a sí misma,
la naturaleza humana es impotente
para derrotar la pecaminosidad y llevarnos a Dios
a menos que dependamos de la misericordia de Dios para ganar la batalla.
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1 Padre Nuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. ¡Amén!

7 Aves Marías (7 monasterios que habitó Columbano: Bangor, Annegray, Luxeuil, Fontaine, Bregenz, San Gallen, Bobbio)

Dios te salve, María, llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Amén!

1 Gloria al Padre

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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Letanía de San Columbano Por la Unidad Cristiana

San Columbano,                                                             R. Ruega por nosotros
Peregrino por Cristo                                                    R. Ruega por nosotros
Discípulo de Cristo                                                       R. Ruega por nosotros
Fiel a la Palabra de Dios                                             R. Ruega por nosotros
Hombre de Paz                                                              R. Ruega por nosotros
Amigo de la Naturaleza                                              R. Ruega por nosotros
Amante de los animales                                             R. Ruega por nosotros
Protector del medio ambiente                                 R. Ruega por nosotros
Sanador de los enfermos                                           R. Ruega por nosotros
Valiente y audaz                                                           R. Ruega por nosotros
Monje y misionero                                                      R. Ruega por nosotros
Hombre de Justicia e integridad                             R. Ruega por nosotros
Hombre de libertad                                                    R. Ruega por nosotros
Hermano fraternal                                                      R. Ruega por nosotros
Padre y consejero                                                       R. Ruega por nosotros
Clemente y rico en misericordia                            R. Ruega por nosotros
Contemplativo y cercano a Dios                             R. Ruega por nosotros

V. Escucha Señor nuestras oraciones
R. y danos tu salvación. ¡Amén!
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Oración de San Columbano
Por la Unidad de los Cristianos

Señor, Jesucristo,
ayúdanos a comprender tu mandamiento
de amarnos sinceramente unos a otros.
Ayúdanos a poner en práctica ese entendimiento
para que, al seguir verdaderamente esta enseñanza,
toda la Iglesia pueda avanzar
como una con un celo ilimitado.

 Que tu gracia que nos das gratuitamente,
nos permita ver más allá de las cosas de este mundo
para que podamos amarte y anhelarte plenamente
junto con el Padre y el Espíritu Santo,
a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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ORACIÓN DE LOS FIELES
En lugar de la plegaria común, o además de la misma, pueden decirse las letanías para los misioneros.
La Oración Litánica tiene gran importancia desde siempre.

Tú que soportaste nuestros sufrimientos y aguantaste nuestros dolores: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Tú que te compadeciste de la gente,
pasaste haciendo el bien y curando a los enfermos: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

Tú que mandaste a los apóstoles
imponer las manos sobre los enfermos y liberarlos del maligno: Señor, ten piedad.
R. Señor, ten piedad.

O bien:(la siguiente plegaria litánica es más específica)

V.    Oremos al Señor por nuestros misioneros
        y por todos los que colaboran en los lugares de misión.
        Respondemos a cada invocación: Te rogamos, óyenos
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

1a.  A los que están solos: acompáñalos y dales alegría.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

1b.  A los desanimados y deprimidos: míralos con amor y anímalos.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

2a.  A los que están en peligro: cuídalos y protégelos.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

2b.  A los secuestrados o prisioneros: ampáralos y libéralos.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

3a.  A los perseguidos, acusados injustamente y calumniados: dales seguridad y paz.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

3b.  A los que estudian, enseñan o descansan: dales sabiduría.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

4a.  A los confesores y consejeros: dales santidad de vida.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

4b.  A los que atraviesan por confusiones y momentos difíciles: Fortalécelos.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

5a.  A los que están débiles espiritualmente: líbralos de toda tentación y pecado.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

5b.  A los que están enfermos y decaídos: ayúdales con tu gracia y dales salud.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

6a.  Asiste con tu poder a los que se dedican a su cuidado.
R.    ¡Te rogamos, óyenos!

V. Confiados en tu misericordia, con tu Santa Madre te pedimos Señor, que nos escuches
     y atiendas nuestras súplicas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
R. ¡Amén!
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GOZOS
(Los Gozos se Cantan o recitan. Pueden ser reemplazados por un canto de salida)

En la tierra de Irlanda, llena de generosidad
La fe florece en el campo y la ciudad,
Abundan monjes que en paredes sin ventanas
dan fuerza a la fe, la mantienen fuerte y sana.

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe!

En la escuela de Bangor apareció por vez primera,
Tu sabiduría clara fue y la supieron reverenciar.
No viviste como un monje que a la muerte espera,
Sentiste que fuiste por Dios llamado a misionar.

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe! 

Tus viajes por muchas naciones
Te trajeron pruebas y tribulaciones,
Pero esto para ti era inmensa alegría,
Vivir a la manera de Dios día a día. 

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe!

Los reyes del poder en el pecado vivían,
Sin miedo en ti, con firmeza corregías.
Esos malos juicios que el injusto te infligía
Fueron para ti gracia del cielo y alegría.

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe!

La tierra, los árboles, el ciervo, el pájaro,
Tu suave voz escuchaban extasiados
Y tu mano levantada salvaba extraviados.
Para ellos, tu vida pía fue un regalo caro. 

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe!

Tus pasos cruzaron las naciones de Europa
El mensaje del Evangelio restauraste de la pérdida.
En las montañas de Italia y viento en popa
en la ciudad que hoy es Bobbio la luz viste,
Tu misión cumpliste, y en gracia moriste. 

R./ San Columbano, Misionero de Cristo,
¡Ayúdanos a difundir nuestra fe!
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