jueves, 26 de noviembre de 2020

San Columbano - Oficio de Lectura y Biografía

Cantar de los cantares 8:6-7
Grábame como un sello en tu brazo, grábame como un sello en tu corazón,
que el amor es fuerte como la muerte, la pasión más poderosa que el abismo;
sus dardos son dardos de fuego llamaradas divinas.
Las aguas torrenciales no podrán apagar el amor ni extinguirlo los ríos.
Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa,
sería sumamente despreciable.
Con permiso de: Biblia de nuestro pueblo


Oficio de Lectura, 23 de Noviembre, San Columbano, Abad
La grandeza del hombre consiste en su semejanza con Dios, con tal de que la conserve
De las instrucciones de san Columbano, abad. Instrucción 11, sobre el amor, 1-2

Hallamos escrito en la ley de Moisés:
Creó Dios al hombre a su imagen y semejanza.
Consideren, se lo ruego,
la grandeza de esta afirmación;
el Dios omnipotente, invisible,
incomprensible, inefable, incomparable,
al formar a la persona del barro de la tierra,
lo ennobleció
con la dignidad de su propia imagen.

¿Qué hay de común entre el hombre y Dios,
entre el barro y el espíritu?
Porque Dios es espíritu.

Es prueba de gran estimación
el que Dios haya dado a la persona
la imagen de su eternidad
y la semejanza de su propia vida.
La grandeza de la persona consiste
en su semejanza con Dios,
con tal de que la conserve.

Si el alma hace buen uso de las virtudes plantadas en ella,
entonces será de verdad semejante a Dios.
Él nos enseñó, por medio de sus preceptos,
que debemos redituarle frutos de todas las virtudes que sembró en nosotros al crearnos.

Y el primero de estos preceptos es:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, ya que él nos amó primero,
desde el principio y antes de que existiéramos.
Por lo tanto, amando a Dios es como renovamos en nosotros su imagen.
Y ama a Dios el que guarda sus mandamientos,
como dice él mismo: “Si me aman, guardarán mis mandatos”.
Y su mandamiento es el amor mutuo, como dice también:
“Éste es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado”.

Pero el amor verdadero no se practica sólo de palabra, sino de verdad y con obras.
Retornemos, pues, a nuestro Dios y Padre su imagen inviolada;
retornémosela con nuestra santidad, ya que él ha dicho:
“Sean santos, porque yo soy santo”; con nuestro amor, porque él es amor,
como atestigua Juan, al decir: “Dios es amor”; con nuestra bondad y fidelidad,
ya que él es bueno y fiel. No pintemos en nosotros una imagen ajena;
el que es cruel, iracundo y soberbio pinta, en efecto, una imagen tiránica.

Por esto, para que no introduzcamos en nosotros ninguna imagen tiránica,
dejemos que Cristo pinte en nosotros su imagen, la que pinta cuando dice: 
“La paz les dejo, mi paz les doy”.

Pero, ¿de qué nos servirá saber que esta paz es buena, si no nos esforzamos en conservarla? 
Las cosas mejores, en efecto, suelen ser las más frágiles, 
y las de más precio son las que necesitan de una mayor cautela y una más atenta vigilancia; 
por esto, es tan frágil esta paz, que puede perderse por una leve palabra 
o por una mínima herida causada a un hermano. 
Nada, en efecto, resulta más placentero a los hombres que el hablar de cosas ajenas
y meterse en los asuntos de los demás, proferir a cada momento palabras inútiles
y hablar mal de los ausentes; por esto, los que no pueden decir de sí mismos: 
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido una palabra de aliento, 
mejor será que se callen y, si algo dijeren, que sean palabras de paz.


BIOGRAFÍA DE SAN COLUMBANO

San Columbano nació en Irlanda c. 540. 
Contra los deseos de su madre, se convirtió en un monje, 
y vivió en monasterios irlandeses hasta los 50 años de edad.
Fue entonces, 
-prácticamente en el mismo momento en que St Augustine abandonaba el continente
para predicar el Evangelio en Inglaterra por mandato del Papa Gregorio Magno-, 
que se decidió a abandonar su país de origen e ir a la Galia 
a predicar el evangelio de Cristo allí. 
Con 12 compañeros se hizo a la mar y finalmente ancló en Bretaña. 
Desde allí se dirigió a Borgoña, 
donde fundó monasterios en lo que hoy es Luxeuil-les-Bains, Annegray y Fontaine, 
todos ellos ligeramente al nor-oeste de la, macizo o montañas de los Vosgos 
(Massif des Vosges en Francés, Vogesen en alemán, es un sistema montañoso
en el noreste de Francia, frontera natural entre las regiones de Alsacia y de Lorena,
cerca de la frontera con Alemania). 

Algunos años más tarde, el rey franco Teodorico, 
cuya vida disoluta Columbano reprochaba enérgicamente, lo obligó a abandonar el país. 
San Columbano decidió ir a Italia. 
Viajó en barco por el río Mosela y el Rin, pasando por Karlsruhe, 
y finalmente cruzó los Alpes, donde fundó su último monasterio en Bobbio.

San Columbano murió en paz en la edad de 70 años en las afueras de Bobbio, – 
como dice el Salmo 90, 10: 
"Aunque vivamos setenta años y el más robusto hasta ochenta, 
afanarse por ellos es fatiga inútil, porque pasan aprisa y volamos." 
San Columbano tuvo mucha fuerza, y esto es en gran parte cierto acerca de su vida, 
vivió confiando su vida a Dios, vivió confiando en Dios.


Oremos:
Señor, Dios nuestro,
que has unido de modo admirable en el abad san Columbano
la tarea de la evangelización y el amor a la vida monástica,
concédenos, por su intercesión y su ejemplo,
que te busquemos a ti sobre todas las cosas
y trabajemos por la propagación de tu reino.

Por nuestro Señor Jesucristo, Rey de la gloria
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos, ¡Amén!

Liturgia de las Horas en lenguaje Latinoamericano - San Columbano - laudes y vísperas

San Columbano - Abad, memoria libre- Común de santos pastores. Salterio I en Lenguaje Latinoamericano
Nació en Irlanda, en la primera mitad del siglo VI, y se instruyó en las ciencias sagradas y profanas. Habiendo abrazado la vida monástica, se trasladó a Francia y fundó varios monasterios, que gobernó con una rígida disciplina. Obligado a exiliarse, marchó a Italia, donde fundó el monasterio de Bobbio. Murió el año 615, después de haber llevado una vida ejemplar como cristiano y como religioso.

LAUDES (Oración de la mañana)

† INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.          
R. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén! ¡Aleluya!
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Ant. Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Salmo 94: Invitación a la Alabanza Divina
Anímense los unos a los otros, día tras día, mientras dure este «hoy» (Hb 3,13)

Vengan, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Vengan, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.

Ojalá escuchen hoy su voz: «No endurezcan el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado, que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Den gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
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Himno: Cristo, cabeza, rey de los pastores

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero
y le nombró en la Iglesia jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común,
presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. ¡Amén!
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SALMODIA
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Ant 1.
Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 - Confesión del pecador arrepentido
Renuévense en la mente y en el espíritu y vístanse de la nueva condición humana (Ef 4,23-24)

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión
borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios, Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.
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Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico Is 45, 15-25: Que los pueblos todos se conviertan al Señor.
Al nombre de Jesús toda rodilla se doble (Flp 2,10)

Es verdad: tú eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo - él es Dios -,
él modeló la tierra, la fabricó y la afianzó; no la creó vacía,
sino que la formó habitable: «Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas, en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob: «Búsquenme en el vacío.»

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia y declara lo que es justo.
Reúnanse, vengan, acérquense juntos, supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declaren, aduzcan pruebas, que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor? - No hay otro Dios fuera de mí -.

Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más.

Vuélvanse hacia mí para salvarlos, confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre, de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable: «Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»
,
dirán: «Sólo el Señor tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.
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Si se ha rezado este salmo en el invitatorio, se reemplaza por el Salmo 94 que se transcribe a continuación de éste.

Ant 3. Entren en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 - Alegría de los que entran en el Templo.
El Señor manda que los redimidos entonen un himno de victoria (S. Atanasio)

Aclama al Señor, tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren en su presencia con aclamaciones.

Sepan que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Entren en la presencia del Señor con aclamaciones.
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LECTURA BREVE   Hb 13,7-9a

Acuérdense de sus dirigentes, que les anunciaron la palabra de Dios;
fíjense en el desenlace de su vida e imiten su fe.
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
No se dejen arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

RESPONSORIO BREVE

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
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CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. No serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes.

Cántico de Zacarías Lc 1, 68-79. El Mesías y su Precursor
(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)      

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. No serán ustedes los que hablen, el Espíritu de su Padre hablará por ustedes.
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PRECES

Demos gracias a Cristo, el buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas,
y supliquémosle, diciendo:

R./ Apacienta a tu pueblo, Señor

Señor Jesucristo, que en los santos pastores
nos has revelado tu misericordia y tu amor,
- haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores
sigues siendo el único pastor de tu pueblo,
- no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores
eres el médico de los cuerpos y de las almas,
- haz que nunca falten a tu Iglesia
  los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.


Señor Jesucristo que has adoctrinado a la Iglesia
con la prudencia y el amor de los santos,
- haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres (ver las intenciones del Santo Padre para este mes de noviembre)

Ya que somos hijos de Dios, oremos a nuestro Padre como Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has unido de modo admirable
en el abad san Columbano la tarea de la evangelización
y el amor a la vida monástica, concédenos, por su intercesión y su ejemplo,
que te busquemos a ti sobre todas las cosas
y trabajemos por la propagación de tu reino.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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CONCLUSIÓN
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

† (se hace la señal de la cruz mientras se dice:)

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

(Fórmula larga)
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:

V/. El Señor esté con ustedes.
R/. ¡Y con tu espíritu!

V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio,
       custodie sus corazones y sus pensamientos
       en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. ¡Amén!

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,
       Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R/. ¡Amén!


(Fórmula breve)

V/. El Señor esté con ustedes.
R/. ¡Y con tu espíritu!

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,
       Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R/. ¡Amén!

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Pueden ir en paz.
R/. ¡Demos gracias a Dios!
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San Columbano - Abad, memoria libre- Común de santos pastores. Salterio I
Nació en Irlanda, en la primera mitad del siglo VI, y se instruyó en las ciencias sagradas y profanas. Habiendo abrazado la vida monástica, se trasladó a Francia y fundó varios monasterios, que gobernó con una rígida disciplina. Obligado a exiliarse, marchó a Italia, donde fundó el monasterio de Bobbio. Murió el año 615, después de haber llevado una vida ejemplar como cristiano y como religioso.
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I VÍSPERAS - (Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en el principio, ahora y siempre,
     por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Himno: Cantemos al Señor con alegría

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del Pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. ¡Amén!

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SALMODIA
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Ant 1. Les daré pastores conforme a mi corazón,
            que los apacienten con ciencia y doctrina.


Salmo 112 - alabado sea el nombre del Señor
Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alaben, siervos del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. ¡Amén!


Ant. Les daré pastores conforme a mi corazón,
        que los apacienten con ciencia y doctrina.
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Ant 2. Yo mismo apacentaré mis ovejas;
            buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas.


Salmo 145 - Felicidad de los que esperan en Dios.
Alabemos al Señor mientras vivimos, es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confíen en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,

el Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. Yo mismo apacentaré mis ovejas;
        buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas.
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Ant 3. El buen pastor da su vida por las ovejas.

Cántico Ef 1, 3-10: Plan Divino de la Salvación

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Ant. El buen pastor da su vida por las ovejas.
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LECTURA BREVE   1 Pe 5, 1-4

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos,
testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, los exhorto: Sean pastores del rebaño de Dios a su cargo,
gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere,
no por sórdida ganancia, sino con generosidad,
no como dominadores sobre la heredad de Dios,
sino convirtiéndose en modelos del rebaño.
Y, cuando aparezca el supremo Pastor,
recibirán la corona de gloria que no se marchita.

RESPONSORIO BREVE (Fuera del tiempo pascual)

V. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.

V. Santos y humildes de corazón, alabad a Dios.
R. Bendigan al Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor.

RESPONSORIO BREVE (Tiempo pascual)

V. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!

V. Santos y humildes de corazón, alaben a Dios.
R. ¡Aleluya, aleluya!

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sacerdotes del Señor, bendigan al Señor. ¡Aleluya, aleluya!
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CÁNTICO EVANGÉLICO

Para un santo Papa u obispo:

Ant. Sacerdote del Altísimo, modelo de virtudes,
         pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. (T. P. Aleluya.)

Para un santo presbítero:

Ant. Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos. (T. P. Aleluya.)

Cántico de María Lc 1, 46-55. Alegría del alma en el Señor

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. ¡Amén!

Para un santo Papa u obispo:

Ant. Sacerdote del Altísimo, modelo de virtudes,
         pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. (T. P. Aleluya.)

Para un santo presbítero:

Ant. Me he hecho todo para todos, para salvarlos a todos. (T. P. Aleluya.)
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PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres
en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

R./ Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
- haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés
oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
- purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia
  por la intercesión de los santos.


Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores
y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
- llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
- no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre
   viva alejado de ti.


Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
- salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:
Padre nuestro...

ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que has unido de modo admirable
en el abad san Columbano la tarea de la evangelización
y el amor a la vida monástica, concédenos, por su intercesión y su ejemplo,
que te busquemos a ti sobre todas las cosas
y trabajemos por la propagación de tu reino.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. ¡Amén!
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ORACIÓN:
Para un santo misionero:

Dios y Señor nuestro, que con tu amor hacia los hombres
quisiste que San Columbano anunciara a los pueblos
la riqueza insondable que es Cristo, concédenos, por su intercesión,
crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y vivir siempre
según las enseñanzas del Evangelio, fructificando con toda clase
de buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo. tu Hijo. ¡Amén!

Para un santo pastor:
Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tú que elegiste a San Columbano (obispo) para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra
y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión,
nos concedas perseverar en la fe que él nos enseñó con su palabra y seguir
el camino que nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

O bien:
Señor, tú que diste a san N. la abundancia del espíritu de verdad y de amor para que fuera un buen pastor de tu pueblo, concede a cuantos celebramos hoy su fiesta adelantar en la virtud, imitando sus ejemplos, y sentirnos protegidos con su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
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CONCLUSIÓN 
Si el que preside no es un ministro ordenado, o en el rezo individual:

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. ¡Amén!

(Fórmula breve)
Si el que preside es un ministro ordenado, utiliza una de estas dos fórmulas finales:

V/. El Señor esté con ustedes.
R/. ¡Y con tu espíritu!

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,
       Padre, Hijo
y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
R/. ¡Amén!

Si se despide a la asamblea se añade:

V/. Pueden ir en paz.
R/. ¡Demos gracias a Dios!