"Betania del otro lado del
Jordán", situada a siete km. de la desembocadura del Jordán en el mar Muerto,
junto al paso natural que une Jordania y Canaán, era el único lugar por donde
se podía atravesar el río. Por allí cruzaban las caravanas que unían el extremo
Oriente con Egipto, Siria, Arabia y el Mediterráneo. Allí se alojaron los patriarcas y los profetas en sus
desplazamientos. Por allí entró Israel en la Tierra Santa, guiado por Josué.
Por allí salió el pueblo hacia el Exilio y regresó más tarde. En ese lugar,
donde se condensa toda la historia de Israel, Juan bautizó a Jesús (Jn 1,28). La
Unesco lo ha declarado Patrimonio de la Humanidad, reconociendo la importancia
histórica de este enclave.
En este
lugar, el Jordán tiene un caudal mínimo con aguas terrosas y amargas distinto a
lo que esperan los turistas. Por eso, Israel ha habilitado en «Yardenit» (a la
salida del lago de Genesaret) un lugar con aguas más abundantes para los que
quieren renovar su bautismo en las aguas del Jordán. «Qasr al-Yehud» es el
espacio israelí frente a «Betania del otro lado del Jordán», que se encuentra
en territorio jordano.
A diez kilómetros, en el lado palestino-israelí están Jericó y el monasterio de las tentaciones, en el lugar donde Jesús se retiró durante cuarenta días, después de su bautismo y antes de comenzar su vida pública.
† Oración.
Celebrante:
Padre santo, que por medio del bautismo
haces crecer
a tu Iglesia, dándole nuevos hijos,
concede a
cuantos hemos renacido en la fuente bautismal
vivir
siempre de acuerdo con la fe que profesamos.
Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios
por los siglos de los siglos.
Todos: ¡Amén!
† De la carta a los Gálatas (3,26-28).
Hermanos:
Todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Los
que se han incorporado a Cristo por el bautismo,
se
han revestido de Cristo.
Ya
no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres,
hombres
y mujeres, porque todos son uno en Cristo Jesús.
† Salmo responsorial: Salmo 23
El
Señor es mi pastor, nada me falta.
En
verdes praderas me hace recostar;
me
conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.
R./ El Señor es mi pastor, nada me falta.
Me
guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque
tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.
R./ El Señor es mi pastor, nada me falta.
Tú
preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos;
unges
con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu
bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida;
y
habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.
R./ El Señor es mi pastor, nada me falta.
† Inicio del Evangelio según San Marcos: 1, 1-13.
Está
escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío delante de ti a mi mensajero, para que te prepare el
camino.
Voz que grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen
sus sendas».
Juan Bautista se presentó en el desierto predicando un bautismo
Juan Bautista se presentó en el desierto predicando un bautismo
para
la conversión y el perdón de los pecados.
Y
acudían a él de la región de Judea y todos los de Jerusalén,
confesaban
sus pecados, y él los bautizaba en el río Jordán.
Juan
tenía un vestido de pelo de camello con un cinturón de cuero a la cintura,
y
se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
Y
decía: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo,
y
yo no soy digno de agacharme para desatarle la correa de sus sandalias.
Yo
los bautizo con agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo».
Jesús
fue bautizado por Juan en el Jordán. En el momento en que salía del agua,
vio
los cielos abiertos y al Espíritu Santo como una paloma bajando sobre él,
y
oyó una voz del cielo: «Tú eres mi hijo amado, mi predilecto».
Luego
el Espíritu lo llevó al desierto.
Y
estuvo allí durante cuarenta días, siendo tentado por Satanás.
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† Peticiones.
Señor Jesús,
cuando fuiste bautizado en el río Jordán
se manifestó
el misterio de la Santísima Trinidad.
La voz del
Padre dio testimonio de ti, llamándote «Hijo Amado»
y el Espíritu,
en forma de paloma, te consagró.
Ten piedad
de nosotros y danos tu salvación.
Todos: ¡Oh Cristo, nuestro
Dios y nuestro hermano, ten piedad de nosotros!
Cristo, Dios
y hombre verdadero,
tú que
aceptaste ser bautizado por Juan en el Jordán para nuestra salvación,
perdona nuestros pecados y renueva en nosotros la gracia del bautismo.
perdona nuestros pecados y renueva en nosotros la gracia del bautismo.
Todos: ¡Oh Cristo, nuestro
Dios y nuestro hermano, escucha nuestra oración!
Cristo, tú que
santificaste las corrientes del Jordán,
aplastaste
el poder del pecado,
inclinaste
la cabeza ante la mano del Precursor
y salvaste al
género humano del error,
ten piedad de
nuestros seres queridos
y de cuantos
se encomiendan a nuestra oración.
Todos: ¡Oh Cristo, nuestro
Dios y nuestro hermano, ten piedad de nosotros!
Cristo, que
viniste hacia el río y te apresuraste, como un siervo,
a recibir el
bautismo a causa de nuestros pecados,
ten
misericordia de los cristianos perseguidos
en distintas
partes del mundo.
Todos: ¡Oh Cristo, nuestro
Dios y nuestro hermano, escucha nuestra oración!
† Bendición del agua.
Alabemos la
grandeza y la generosidad de Dios,
porque
Jesús, que es el único puro y libre de mancha,
descendió al
Jordán para purificarnos, para santificar las aguas
y a cada uno
de nosotros. A él la gloria por los siglos.
Todos: ¡Bendito y alabado seas por siempre, Señor! o ¡Señor, ten piedad!
Para que
sobre estas aguas descienda la obra purificadora
de la
Santísima Trinidad, oremos.
Todos: ¡Bendito y alabado seas por siempre, Señor! o ¡Señor, ten piedad!
Para que
esta agua sea santificada por la fuerza del Espíritu Santo, oremos.
Todos: ¡Bendito y alabado seas por siempre, Señor! o ¡Señor, ten piedad!
Para que
esta agua brote como manantial de vida eterna
y sea
purificación de alma y cuerpo para todos los que la reciban, oremos.
Todos: ¡Bendito y alabado seas por siempre, Señor! o ¡Señor, ten piedad!
Señor Dios,
tu Hijo fue ungido por el Espíritu Santo
al ser
bautizado en las aguas del Jordán. Que esta agua reciba
por el
Espíritu Santo la gracia de tu Hijo único, para que el hombre,
creado a tu
imagen, sea purificado de todos los pecados
y merezca resurgir como nueva creatura del agua y el Espíritu Santo.
Por Cristo, nuestro Señor.
y merezca resurgir como nueva creatura del agua y el Espíritu Santo.
Por Cristo, nuestro Señor.
Todos: ¡Amén!
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†
Renovación del bautismo.
Hermanos: En
el bautismo fuimos sepultados con Cristo,
para que
también nosotros llevemos con él una vida nueva.
Renovemos
ahora las promesas del santo bautismo,
por las que
un día renunciamos al demonio y a sus obras
y prometimos
servir al Señor en la santa Iglesia católica.
¿Renuncian a
Satanás y sus obras que son: el pecado como negación de Dios;
la maldad
como signo del pecado en el mundo;
al error
como negación de la verdad; a la violencia como contraria
a la
caridad; al egoísmo, como falta de testimonio de amor?
Todos: ¡Sí, renuncio!
¿Renuncian a
las obras opuestas al evangelio de Jesús,
que son: la
envidia y el odio, la pereza y la indiferencia,
la cobardía
y el temor, el materialismo y la sensualidad,
la
injusticia y el favoritismo, el engaño y el soborno?
Todos: ¡Sí, renuncio!
¿Renuncian a
los criterios y comportamientos
que llevan a
creerse los mejores, a verse superiores,
a creerse ya
convertidos del todo,
a buscar el
dinero como el máximo valor,
a buscar el
placer como única ilusión,
a buscar el
propio interés por encima del bien común?
Todos: ¡Sí, renuncio!
¿Creen en
Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?
Todos: ¡Sí, creo!
¿Creen en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que nació de
la Virgen María, padeció y fue sepultado,
resucitó de
entre los muertos y está sentado a la derecha del Padre?
Todos: ¡Sí, creo!
¿Creen en el
Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna?
el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna?
Todos: ¡Sí, creo!
Dios
todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha
nos ha perdonado los pecados y nos hecho renacer
por el agua
y el Espíritu Santo,
nos conserve
unidos a Jesucristo para la vida eterna.
Todos: ¡Amén!
† Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo renueve en ti la gracia del
bautismo.
Todos: ¡Amén!
Adaptado y editado de: P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.
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