viernes, 23 de noviembre de 2018

Biography of Saint Columban / Biografía de San Columbano

San Columbano de Luxeuil y de Bobbio.
23 de noviembre  (c.540 - 615).

San Columbano, abad, nació en Irlanda (540 d.C), 
y se hizo peregrino por Cristo para evangelizar a las gentes de  Francia.
Fundó el monasterio de Luxeuil además de otros monasterios en Francia, Austria, Suiza e Italia. 

Los administró gracias a una estricta observancia de la regla irlandesa. Obligado al exilio, 
cruzó los Alpes y fundó en Emilia su último monasterio: El de Bobbio. 

Los monasterios Columbanos fueron célebres por su disciplina y los estudios. Columbano murió mientras iba a rezar en solitario a las afueras de Bobbio buscando paz e inspiración. Su cuerpo fue enterrado un día como hoy pero su regla pervivió por casi mil años. 

Columbano era nativo de Leinster (Irlanda), hijo de Fedilmid, nieto de Fergus, bisnieto de Conall Gulban, tataranieto de Niall, el de los “Nueve Rehenes”. Contra los deseos de su madre, se convirtió en un monje, y vivió en monasterios irlandeses hasta los 50 años de edad. De todo el pueblo gaélico Columbano fue un hombre de gran noble estirpe. De gran porte y belleza y debido a sus antepasados pudo haber reinado en Irlanda, pero prefirió servir a Dios, renunciando a los placeres de la carne y del mundo. 

Se formó intelectual y ascéticamente (tras un período de vida eremítica) primero en el monasterio de Cluain-Inis, bajo la dirección del sabio Senel y después (558) en el monasterio de Bangor, fundado por san Congal. Columbano fue un representante de la escuela ascética más rigurosa de las islas Británicas, decidió dejar la vida monástica en la isla. Se dice que Columbano fundó en el año 563, la abadía de Kells y también se le atribuye la autoría del famoso “Libro de Kells”, abandonó Irlanda.

Columbano abandonó Irlanda con doce compañeros para dedicarse a la obra de evangelización. Marchó a Escocia (570-574), donde se dedicó a la evangelización, y fundó un monasterio en la isla de Iona que floreció durante 250 años. Prácticamente en el mismo momento en que St Augustine abandonaba el continente para predicar el Evangelio en Inglaterra por mandato del Papa Gregorio Magno-, que se decidió a abandonar su país de origen e ir a la Galia a predicar el evangelio de Cristo allí. Con 12 compañeros se hizo a la mar y finalmente ancló en Bretaña. Desde allí se dirigió a Borgoña, donde fundó monasterios en lo que hoy es Luxeuil-les-Bains, Annegray y Fontaine, todos ellos ligeramente al nor-oeste de los macizos o montañas de los Vosgos (Massif des Vosges en Francés, Vogesen en alemán), es un sistema montañoso en el noreste de Francia, frontera natural entre las regiones de Alsacia y de Lorena, cerca de la frontera con Alemania).

El el continente Europeo trabajó entre los pueblos extranjeros de Austrasia (575-588); luego en Borgoña, cuyo reino se extendía por buena parte de la Galia donde el rey san Gontrán, lo invitó a quedarse. Allí fundó sucesivamente tres monasterios: Annegray, Luxeuil y Fontaines.

Cuando el número de los monjes alcanzó los 250, Columbano compuso primero una Regla 
(ayuno, oración, trabajo, lectura diaria), que se convirtió (junto a la Regla de san Benito) en la forma más apropiada de vivr el evangelio para los hombres del siglo VI.

San Columbano decía:
"Que el monje viva bajo la ley de uno solo, y en compañía de muchos,
para aprender de unos la humildad, y de otros, la paciencia.

Que no haga lo que le plazca; que coma lo que le manden;
que no tenga sino lo que le den, que obedezca a quien le desagrada.

Irá al lecho agotado por el cansancio, durmiendo ya al dirigirse a él, dejándole sin terminar el sueño. Rece siempre, trabaja siempre, estudie siempre".

Más tarde, Columbano implementa un “Penitencial”, con las reglas penales "tarifadas" en uso en Irlanda, para la confesión individual secreta.

Tras varios altercados con la corte borgoñona y con misma Iglesia franca debido a su firme posición (por la fijación de la fecha de las fiestas pascuales, por la defensa de la moral cristiana y por los usos monásticos), fue expulsado de Borgoña (luego de censurar a la reina Brunequilda). Fue obligado a reembarcarse hacia su isla natal, más su barco encalló y fue llevado al reino de Clotario, en Rouen (Neustria), donde logró imponer el respeto de su concepción particular sobre la ley cristiana.  Algunos años más tarde, el rey franco Teodorico, cuya vida disoluta Columbano reprochaba enérgicamente, lo obligó a abandonar el país.

Más tarde se dirigió a la alta Renania; pero atraído por Roma, partió para Italia; llegó primero a Tuggen, en el lago de Zurich (de donde fue expulsado), y después a Bregenz, en el lago de Constanza (también aquí se le rechazó), aquí puso junto con san Galo, la primera piedra de lo que sería el monasterio de Mehrerau. Su monje san Galo se negó a seguirlo porque esperaba poder evangelizar ese lugar. San Columbano decidió ir a Italia. Viajó en barco por el río Mosela y el Rin, pasando por Karlsruhe, y finalmente cruzó los Alpes, para llegar a la llanura del Po donde fundó su último monasterio en Bobbio.

Acogido por los reyes lombardos (Agilulfo y Teodolinda), se pone a disposición de la ortodoxia de la sede de Pedro, y de los concilios de Constantinopla y Calcedonia, en la disputas dogmáticas de su época para combatir las herejías arrianas y nestorianas, así como con el cisma relacionado con los llamados “Tres Capítulos”.

Se envolvió en disputas con los obispos galos, porque quería imponer la fecha irlandesa de la fiesta de la Pascua, en contra de la romana. El Papa le hizo varias llamadas para que se pusiera de su lado pero todo fue en vano. Columbano invocó al Papa para que sancione a los obispos que no seguían la condena del II Concilio de Constantinopla. En contraste con los lombardos arrianos, fue obligado a retirarse al Apenino ligur, donde fundó el monasterio de Bobbio. Aquí vivió en soledad hasta su muerte.

Su vida monacal era muy austera e hizo vivir la misma regla a donde iba, no cambió nunca la rigidez de la regla. En su regla, olvidarse un "amén" en el coro significaba 30 azotes, y una intemperancia en el comer se pagaba con una semana a pan y agua.

Ayunos y disciplinas eran prácticas diarias. La rigidez de su regla chocó ya sea con la autoridad civil, como con la eclesiástica. Cuando sus monasterios se unieron a los monasterios benedictinos, su ascetismo influyó mucho en la espiritualidad medieval. San Columbano murió en paz en la edad de 70 años en las afueras de Bobbio, – como dice el Salmo 90, 10: "Aunque vivamos setenta años y el más robusto hasta ochenta, afanarse por ellos es fatiga inútil, porque pasan aprisa y volamos."

San Columbano tuvo mucha fuerza, y esto es en gran parte cierto acerca de su vida, vivió confiando su vida a Dios, vivió confiando en Dios.

San Eustaquio le sucedió en el monasterio de Luxeuil. Columbano fue famoso tanto por sus profecías como por haber sido la causa del primer pleito sobre los derechos de autor que conoce la historia. En este caso la sentencia fue que “a cada vaca su ternero y a cada libro su copyright”. Está enterrado en Armagh, Irlanda, junto con san Patricio y santa Brígida. Patrón de Irlanda.

Oremos:
Señor, Dios nuestro,
que has unido de modo admirable en el abad san Columbano
la tarea de la evangelización y el amor a la vida monástica,
concédenos, por su intercesión y su ejemplo,
que te busquemos a ti sobre todas las cosas
y trabajemos por la propagación de tu reino.
Por nuestro Señor Jesucristo, Rey de la gloria
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo

por los siglos de los siglos, ¡Amén!

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Romanos, 14-16:
Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran.

Bendigan a los que los persiguen,
bendigan y no maldigan nunca". 

Por eso también nosotros damos siempre gracias a Dios,
porque, cuando escucharon la Palabra de Dios
que les predicamos, la recibieron, no como palabra humana,
sino como realmente es, Palabra de Dios,

que actúa en ustedes, los creyentes. 

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And for this reason, we too give thanks to God
unceasingly, that,
in receiving the word of God from hearing us,
you received it not as the word of men,
but as it truly is, the word of God,
which is now at work in you who believe. (1Tes. 2, 13)






Lord, we pray
for nothing to be given to us
other than Yourself.

For you are our everything,
our life, our light,
our salvation, our God.

I ask you, Lord Jesus,
to inspire our hearts
with the breadth of you spirit,
and to pierce our souls
with your love.

Having you,
we have everything!
Amén!



Señor, hoy oramos
no para pedirte nada,
solo queremos tenerte a ti.

Porque solo Tú
eres nuestro todo,
nuestra vida, nuestra luz,
nuestra salvación, nuestro Dios.

Te pedimos,
Señor Jesús,
que inspires nuestros corazones
con la amplitud de Tu espíritu,
y que perfores nuestras almas
con tu amor.

¡Teniéndote a Ti,
lo tenemos todo!
¡Amén!

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